Iñaki AIZPUN RIVAS (SYDNEY, AUSTRALIA)
¿Virus porcino, gripe A o un virus ficticio? México lleva más de diez días en estado de shock desde que aparecieron los primeros casos de esta extraña enfermedad.
Las autoridades locales de cada región han intentado tomar todo tipo de medidas para que no se propague entre la población: Cierre de escuelas y universidades, suspensión de torneos deportivos, cierre de iglesias, distribución gratuita de mascarillas y control con termómetros en los aeropuertos entre otras. Pero el ciudadano de a pie tiene muchas preguntas sin respuesta.
Para empezar, cuantos muertos hay y donde están? Tras la cifra inicial de 160 defunciones se ha reducido ahora a 40. Y no aparecen nombres ni familiares en ningún medio de comunicación. Desconcertante.
¿Ha sido casualidad la aparición del virus justo cuando el congreso mexicano tenía que aprobar unas leyes contra el narcotráfico que presuntamente coartan las libertades individuales? ¿Ha tratado el presidente Calderón de desviar la atención pública en un momento vital?
Y por otra parte, ¿a quien beneficia la creación y propagación mundial de un virus desconocido para el cual todavía no se tienen vacunas? El negocio es claro para grandes firmas farmaceuticas como Searle y Pfizer, con oscuras conexiones con la anterior adimistracion Bush.
Los que realmente me dan pena son los afables y amables mexicanos. Ellos van a ser las víctimas de la histeria y desconocimiento con que se ha tratado este tema. La caida en picado del turismo, principal industria en zonas como el Yucatán, va a tener consecuencias desastrosas en la economía local. Las condiciones laborales ya son de por si terribles, con jornadas de doce horas o más por sueldos paupérrimos. Y ahora peligran miles de puestos de trabajo por esta locura gripal. Una injusticia en un país tan rico en recursos naturales donde toda la población podría tener unas condiciones de vida mas dignas. Por lo menos no se ha cometido la locura de sacrificar a la comunidad porcina como en Egipto. Las chuletitas de puerco que no se las toquen a los mexicanos.
¿Virus porcino, gripe A o un virus ficticio? México lleva más de diez días en estado de shock desde que aparecieron los primeros casos de esta extraña enfermedad.
Las autoridades locales de cada región han intentado tomar todo tipo de medidas para que no se propague entre la población: Cierre de escuelas y universidades, suspensión de torneos deportivos, cierre de iglesias, distribución gratuita de mascarillas y control con termómetros en los aeropuertos entre otras. Pero el ciudadano de a pie tiene muchas preguntas sin respuesta.
Para empezar, cuantos muertos hay y donde están? Tras la cifra inicial de 160 defunciones se ha reducido ahora a 40. Y no aparecen nombres ni familiares en ningún medio de comunicación. Desconcertante.
¿Ha sido casualidad la aparición del virus justo cuando el congreso mexicano tenía que aprobar unas leyes contra el narcotráfico que presuntamente coartan las libertades individuales? ¿Ha tratado el presidente Calderón de desviar la atención pública en un momento vital?Y por otra parte, ¿a quien beneficia la creación y propagación mundial de un virus desconocido para el cual todavía no se tienen vacunas? El negocio es claro para grandes firmas farmaceuticas como Searle y Pfizer, con oscuras conexiones con la anterior adimistracion Bush.
Los que realmente me dan pena son los afables y amables mexicanos. Ellos van a ser las víctimas de la histeria y desconocimiento con que se ha tratado este tema. La caida en picado del turismo, principal industria en zonas como el Yucatán, va a tener consecuencias desastrosas en la economía local. Las condiciones laborales ya son de por si terribles, con jornadas de doce horas o más por sueldos paupérrimos. Y ahora peligran miles de puestos de trabajo por esta locura gripal. Una injusticia en un país tan rico en recursos naturales donde toda la población podría tener unas condiciones de vida mas dignas. Por lo menos no se ha cometido la locura de sacrificar a la comunidad porcina como en Egipto. Las chuletitas de puerco que no se las toquen a los mexicanos.
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